Debo empezar por decir que no suelo frecuentar estos sueños, pero después de este, deseo tenerlos todos los días.
En mi sueño, el por alguna extraña razón llegaba a mi habitación, recuerdo que estuvimos hablando un rato y yo me le lance encima, lo recosté en mi cama y de forma descarada abrí mis piernas para sentarme sobre su pelvis. Tome sus manos y las arrincone en las esquinas superiores de mi cama, seguidamente me atreví a besar su cuello y morder sus orejas, mientras mi cadera con movimientos lentos masajeaba sobre ropa, su pene.
Confieso que me empezó a gustar mi sueño desde que decidí ser atrevida con él, amenace con hacerlo parte de mis esclavos sexuales y asumí ser una de las de él; pero era yo, quien esta vez iba a decidir por él, lo amarre a mi cama y lo desnude con mi boca, resumiendo un poco, bese todo su cuerpo y deslice mi lengua por cada una de sus líneas.
El verlo desnudo y amarrado me excitaba, así que para poder comenzar y excitarlo un poco más, decidí ponerme de pie, y comenzar a bailarle. Me iba retirando la ropa mientras lo hacía, casualmente no tenía sostén, pues estaba en pijama, me recosté a la pared y moviendo mis caderas de lado a lado empecé a subir mi blusa, mis senos tenían los pezones duros, estaba lista para que él comenzase a cogerlos y besarlos, inmediatamente le di la espalda y aprovechando mi gran trasero, decidí empezar a bajar el short exponiendo mi cola a su imaginación. Tenía puesto un cachetero negro de encaje en los bodes; me senté en frente de él, en una silla de mi habitación y sin quitarlos, empecé a masturbarme frente a él.
Me encantaba ver su pene erecto y exageradamente duro, hacia una precipitación excitante a la figura de su intrigante cuerpo. Él pedía que lo soltara, quería tocarme y masturbarme, pero esta vez era yo quien decidía que hacer, así que empecé a masturbarlo con una de mis manos, mientras que con la otra me masturbaba a mí, le encantaba verme hacer gestos picarescos y escucharme gemir suavemente.
De repente, me di vuelta y puse mi vagina sobre su boca, no aguantaba esas ganas desesperadas de masajear su pene con mi lengua, friccionaba la punta con mi lengua y mientras lo sumergía todo en mi boca, mi lengua hacia movimientos circulares a su alrededor. Me encantaba como su lengua jugaba con mi clítoris, es tal vez el mejor oral que he podido imaginar, soñar.
No aguante, lo toma del cuello y penetre todo su pene hasta lo más profundo que pude, lo mire a los ojos inundada de placer y comencé a moverme, esta vez no quería hacer el típico movimiento arriba, abajo, esta vez masajee su pene con movimientos rotatorios en mi cadera, entraba y salía sin dejar ir su punta y respiraba fuerte, gritaba me encantaba lo que sentía, me excitaban sus gentos y me fascinaba el aspecto de su pene. Le di la espalda y dejando mis nalgas a su vista lo penetre de nuevo, me movía sin descansar, mojaba todo a mi paso. Lo solté, quería que me acariciara y mientras sumergía su pene, él masajeaba mi ano para dilatarlo; me puso en cuatro, abría mis nalgas y me penetraba con fuerza, estaba tan excitada que alcanzaba a alucinar destellos de luz, se movía de maravilla, pareciese que me conociera en totalidad, estimulaba mi clítoris mientras intentaba de sobremanera llegar al fondo de mi vagina, tomaba mis senos y jugueteaba con mis pezones, yo solo le pedía inconscientemente que me hiciera llegar.
Tomo una de mis pernas y la recostó hacia arriba y fue así, como moje toda su pelvis y piernas, inmediatamente desperté, me estaba moviendo y toda mi ropa interior estaba mojada.