Ella fantasea, cierra sus ojos y piensa en el. El la motiva, él la masturba y la hace suspirar. Él le enseña la locura del sexo y la perdición del morbo.
Él fantasea, la imagina a ella encima de él, ella se mueve, lo masturba, lo enloquece y lo hace suspirar.
Fantasear, llena de motivación el cuerpo, todo lo que somos lo hemos imaginado, y todo lo que seremos lo proyectamos. Así es el sexo, somos lo que hemos imaginado ser y hacemos lo que hemos fantaseado realizar.
Somos quienes cerramos nuestros ojos en las noches, algunos minutos en clase o tal vez en algún momento en el trabajo, e imaginamos. Algunos imaginaran innumerables proyectos junto a sus parejas, hijos y amigos, pero yo, con mente aun mas perturbada, insinuante, deseosa y curiosa, los imagino a todos desnudos, haciendo cual fantasía me plazca. Sé que has imaginado ese trío, esa locura sexual que tu pareja no es capaz de aprobar y asumir, o has imaginado el cuerpo desnudo, de quien que desea; los imaginas llenando tu cuerpo de saliva y deliciosos fluidos. Admirarlos, desearlos, imaginarlos, contemplan la conformación de lo que todos fantaseamos.
Las fantasías sexuales todos y todas las tenemos, nos hemos masturbado con ellas, las hemos alcanzado y otras olvidado, pero, ¿qué sería de mis noches y raros libres sin ellas?.
La vida y la mente son curiosas, el cuerpo lo siente y experimenta. Amo tocarle en mis fantasías, sentir el sudor de su cuerpo y el sonido de su respiración, me excita y me impulsa a querer tenerlo, encima mío, abajo mío, al lado, de igual forma, todo ya lo he fantaseado.
El que sea como lo he imaginado depende de mí, de lo que soy capaz de lograr y transmitir cuando le veo, sé que mis ojos le indican que le deseo.
Fantasear es magnífico y experimentar nuestras fantasías los es aun más.