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En la oficina de su papa.

En la oficina de su papa.

El está dormido y yo sentada en ese sofá, es un mágico verlo dormir, ver como su pecho se mueve de arriba hacia abajo, está cansado, lo comprendo y el a mi me encanta, tan solo por eso lo perdono.

Su cuerpo es atlético, grandes bazos y abdomen marcado; su olor es excitante, lo conocí hace algún tiempo y me fascina la forma en la que revela lo que es, un alma libre pero de espíritu trabajador. Estoy en la oficina de su papa; me vale 3, el hecho de dejarlo dormido en el escritorio de su padre, se que el regaño, será lo que menos le importe, después de haber desbordado nuestros cuerpos en lujuria y placer.

Íbamos porque su papa me daría trabajo, el ascensor del edificio era lento, reconozco esa mirada picara y esa sonrisa penosa. Sin pensarlo lo arrincone a la pared y le dije: ¡Sé porque me miras así! Y me aleje de él, fue reacción de segundos par que él me arrinconara y pegara su cuerpo al mío, en especial su erecto pene y me dijera: ¡Entonces!, ¿Que estas esperando?, así que bese su cuello y subí la mirada fija en sus ojos, diciendo: ¡El momento adecuado! …

Llegamos a la oficina de su padre, me presente y asumí una posición seria y correcta, supongo es lo que todo jefe espera; me presente y dejo claro el cargo, pero el saldría, tendría que ir al aeropuerto a recoger alguna encomienda y me dejo en su oficina diciendo a su hijo: ¡Tómense algo y dejas la oficina con llave!; su papa salió y camine hacia la puerta, le di la espalda y le dije lo mas coqueto posible: ¡vamos! ; el sonrió y compartió conmigo lo excitado que estaba desde el ascensor, acaricie su pene por encima de su pantalón y camine hacia el sofá, deje mi bolso a un lado y dije: -Convénceme-.

El se ha mandado encima mío y con besos desesperados intenta abrir mi blusa, recuerdo tener un sostén negro con encajes grises, bajo la cremallera de mi falda, dejándome en medias veladas, ropa interior y mis tacones. Estando así me puse de pie y le exigí bajar su pantalón, le dije creerme su jefa, así que el haría lo que yo le ordenara, el se puso de pie y estando mi cuerpo, pegado a su espalda, quite todos los botones de su blusa.

Lo empuje a la silla de su padre, baje su ropa interior y comencé a masturbarlo, mientras lo miraba y sonreía, le hacía cumplidos en cuanto al tamaño de su pene y lo bien que me haría sentir si lo tuviese dentro, y sin algún preámbulo diferente, sumergí su pene en mi boca. Estaba excitada realmente, quería tener sexo inmediatamente con él, pero quería que él tuviera exactamente las mismas ganas que yo, así que le hice oral por casi media hora, moví mi lengua lo mejor que pude, el quería venirse en mi boca, mas yo no lo dejaba y así procedí.

Me levante y me puse de espalda y le dije: -Rasga mis medias-, el sin pensarlo las rasgo y mando hacia un lado mi ropa interior, lo metió con ansias y fuerte, estaba excitada y bastante mojada y el no hacía más que repetir lo caliente que era mi vagina, me encantaba los movimientos fuertes que hacía y como respiraba; me acostó sobre el escritorio de su padre, alzo mis piernas en las más remotas posturas, sentía que partiríamos el escritorio de su papa, amaba la diversidad de formas y círculos que su movimiento de cadera infringía, yo me movía cuando podía, estaba muy sudada y roja, quería gritar, pero no quería meterlo en problemas, así fue como llegue a chorros, moje sus piernas y abdomen y así fue como el llego, viéndose mojado y sintiendo mis piernas temblorosas. 

No suelo hacerlo, pero mientras nos reíamos lo acosté al lado mío, acaricie su cabeza y lo arrullé hasta que se quedo dormido, quería volver a tener sexo con él, me levante, tome mi ropa y me cambie y ahora estoy sentada sobre a qué sofá, escribiendo sobre lo que fue y como lo dejare dormido en el escritorio de su papa.