Hay dos narrativas en competencia sobre poliamor en el mundo mainstream: que el poliamor es tener sexo casual indiscriminadamente con mucha gente de manera aleatoria; y que poliamor es amor verdadero, almas gemelas, criar niñ@s juntes y felicidad conyugal (legal o no).
Siento que ninguna de éstas tiene relevancia en mi vida, aunque para otras personas puede ser muy bueno.
La última versión usualmente viene acompañada del mito -muchas veces perpetuado por las mismas personas poli- de que el poliamor implica reglas. Las reglas son necesarias, me dijeron, para prevenir celos, mantener la estabilidad de las relaciones, restringirlas dentro de ciertos límites y asegurarse de que todo es “justo”; según la definición acordada de justo por esa pareja o polícula/constelación afectiva.
He visto a profesores, terapeutas y escritores que no son poliamoros@s insistirme que las poli-relaciones no pueden funcionar sin reglas, en directa contradicción a mi experiencia, a la de muches de mis amigues y la mayoría de mis amores.
Por ejemplo, el Dr. NerdLove, un columnista consejero que por otra parte respeto, tiene esto que decir sobre los fundamentos de la no-monogamia:
Regla #3: Establece las reglas básicas.
Se deben establecer ciertas reglas respecto a tu relación para garantizar la comodidad y la seguridad de todas las personas involucradas. Para algun@s, esto puede ser no tener sexo en la cama de matrimonio. Para otr@s, que solo se permite al compañer@ libertad una vez al año o en los meses que acaban en ‘Y’. Entre amb@s pueden acordar no traer personas a casa, solo permitir ver otras personas mientras se está fuera de la ciudad, o no ver a la misma persona más de un número limitado de veces. Si tienen un trío, tal vez pueden prohibir el sexo con la tercera persona si no todos están presentes. Estas reglas se pueden aplicar de igual manera para ambas partes a menos que por adelantado haya un acuerdo desequilibrado. Lo que les venga mejor, etc.[…] Regla #6: Ambas partes tienen poder de Veto.
Si tu pareja va a confiar en ti en la no monogamia debes demostrar que mereces esa confianza dándole un cierto grado de control. Incluso en las relaciones más abiertas se establecen límites sobre con quién se puede jugar o no, ya sea amigos cercanos, compañeros de trabajo o las personas que cada un@ de la pareja considera una amenaza legítima para la relación. Ambas partes pueden vetar a un amigo de juego potencial, sin hacer o responder preguntas. Si tu pareja arroja el martillo a alguien entonces está fuera de los límites. Lo siento. Tienes que demostrar que estás dispuest@ a obedecer por la comodidad de tu pareja. Esto forma parte de lo que significa todo este negocio de confianza.
Mi propio enfoque a las reglas es que soy escéptica a ellas y no estaría involucrada con alguien que las prefiere o las tiene en sus otras relaciones, pero no insistiré que son siempre malas o nunca funcionan. (Sólo un Sith trata en absolutos).
Mi propósito aquí es principalmente dar una voz alternativa al coro “tienes que tener reglas para ser poli”. No, “las relaciones más abiertas” no “tienen que establecer límites sobre con quien pueden o no involucrarse les integrantes”. Las reglas no son necesarias para el poliamor. Las encuentro sin sentido y sofocantes. No sólo no quiero seguir reglas impuestas por otros, tampoco encuentro útil intentar restringir a alguien con ellas. Eso no reduce mis celos y mi inseguridad; los vuelve peor. Me previenen de tomar responsabilidad de mis propias necesidades, límites y sentimientos. Me alientan a restringir artificialmente el crecimiento de nuevas relaciones por el miedo al impacto que pueden causar en las antiguas. Previenen la flexibilidad en relacionarse. Y me siento especialmente ofendida con la idea que debo practicar el “poder del veto” o permitir tal control sobre mí por cualquiera.
Todo el mundo me pregunta: “Si no usas reglas, ¿cómo haces para asegurarte de que tus relaciones son estables?”
La respuesta es, no lo hago. Las dejo evolucionar (o no) como quieran. Pero las reglas no garantizan estabilidad, tampoco. Incluso las parejas monógamas las rompen todo el tiempo, a menudo motivadas por nuevos intereses. Yo creo que si alguien está verdaderamente determinado a hacer algo, las reglas no le detendrán.
Yo creo que si alguien está verdaderamente determinado a hacer algo, las reglas no le detendrán.
Y si no lo está, las reglas son innecesarias. Y si mi pareja quiere hacer algo que yo no quiero que haga, probablemente debo re-evaluar entre mis preferencias y mi relación.
La forma que esto tiene en la práctica es que, por ejemplo, podría decirle a un amor que prefiero saber cuando se está involucrando con alguien nuevo; porque es muy difícil para mí manejar las emociones negativas que resultan cuando no sé lo que está pasando. Elles podrían decidir entonces hacerme saber siempre que se están involucrando con alguien nuevo -no porque hicimos Una Regla, sino porque se preocupan por mí y no me quieren ver triste. O podrían decir que no están dispuestes a hacerlo y explicar por qué. Yo entonces podría decidir no seguir involucrada con elles, o mantener las cosas casuales. Podríamos hablar y ver si hay otra manera de hacer las cosas más fáciles para mí. O podría decidir, con total conocimiento de la situación, proceder de todas formas y aceptar cualquier emoción negativa que me pueda generar.
Hasta ahora puede ser difícil ver la diferencia con usar reglas, pero la diferencia se vuelve aparente si, por ejemplo, mi amor se involucra con alguien y no me lo dice hasta después.
En una poli-relación basada en reglas mi pareja ahora habría roto Una Regla. El dolor que se siente al haber sido sorprendida por esta nueva relación se convierte de inmediato en su culpa, no en mi responsabilidad. Donde antes pude haber reconocido que esta necesidad de saber viene de mis propias inseguridades (las cuales son perfectamente normales y las comparten muchas personas, pero aun así es mi responsabilidad lidiar con ellas), ahora puedo decir que el dolor es causado porque mi amor falló en Seguir Las Reglas. En este escenario, algunos poli hasta dirían que su amor les ha engañado. Incluso si solo olvidaron decirme. En este contexto es posible engañar por accidente. No por perder tus inhibiciones, no por negligencia sino por error.
En una relación no basada en reglas, como solo poliamorosa o relación anárquica, esta situación sería interpretada muy diferente.
Si mi amor previamente indicó que trataría de decirme las cosas según pasan, podría recordarle sobre estas preferencias y preguntarle (sin juzgar, ni confrontar) qué le llevó a no decirme sobre la nueva relación hasta el momento. Tal vez se le olvidó. Tal vez se estaba sintiendo ansiose sobre su propia posición en esta nueva relación y no podía encontrar la forma de compartirlo con alguien aún. Tal vez tenemos formas diferentes de entender cuando una relación sexual/romántica ha empezado y no se ha dado cuenta que ya me gustaría saber.
En esta discusión mi objetivo principal no es satisfacer mis necesidades forzosamente, sino entender simplemente las motivaciones y razonamiento de mi amor. No asumo automáticamente que ha hecho algo malo. Sólo cuando siento que entiendo sus acciones decido si necesito o no pedir algo.
La diferencia entre tratar a mis parejas como potenciales trampos@s y rompe-reglas y tratarlas como personas que tienen sus propias necesidades y deseos, que no siempre son compatibles con los míos, ha hecho un gran cambio positivo en mis relaciones.
La ausencia de reglas no significa que todo el mundo hace lo que quiere sin siquiera tener en cuenta las necesidades y preferencias de tus parejas. Por ejemplo, incluso en relaciones que carecen del (en mi opinión) horrendo “poder de veto”, hay muchos casos en los que alguien decide no involucrarse con una persona después de que su pareja exprese una preferencia en contra. En una relación basada en el veto sería algo así:
Sam: Quiero salir con Alex. ¿Está bien?
Glenn: No, no estoy de acuerdo.
Sam: Ok, entonces no lo haré.
(O, Sam decide que lo hará de todas formas y su relación con Glenn finaliza; o entra en una etapa muy difícil).
En una relación sin veto podría ser así:
Sam: Creo que quiero salir con Alex. ¿Qué piensas al respecto?
Glenn: No me siento muy bien al respecto. Quiero que hagas lo que te hace feliz, pero he estado teniendo dificultad para sentirme seguro y cómodo. Sería difícil para mí si sales.
Sam: Ok, ahora mismo es más importante para mí que estés feliz que salir con esta persona en particular, así que no lo haré.
O:
Sam: Creo que quiero salir con Alex. ¿Qué piensas al respecto?
Glenn: No me siento muy bien al respecto. Quiero que hagas lo que te hace feliz, pero he estado teniendo dificultad para sentirme seguro y cómodo. Sería difícil para mí si sales con él.
Sam: Hmm. He estado queriendo hacer esto desde hace un tiempo ya. ¿Crees que hay alguna manera de hacerte sentir mejor aunque salga con elle?
Glenn: Tal vez ayudaría si me cuentas acerca de la relación, así no tengo que imaginarla y sentir que hay cosas en las que son mucho mejor que yo o algo así.
Sam: Ok, le preguntaré a Alex para asegurarme que está cómode con que comparta esos detalles contigo. Pero además, no soy de los que piensa sobre sus amores como quien es “mejor“ en el sexo.
Glenn: Es bueno oír eso. También apreciaría si al menos después de la primera vez, vinieras a casa a pasar la noche conmigo.
Sam: ¡Definitivamente puedo hacer eso!
Mientras las parejas que usan el veto también pueden discutir estos matices, es menos probable que suceda, porque Glenn puede simplemente rechazar la idea completa y nunca tener que abordar las razones por las que se siente tan mal respecto a esta posibilidad. Esto hace que el crecimiento personal (y el crecimiento de la relación) sea menos probable.
Además, Dr. NerdLove no se limita a abogar por incluir siempre el poder de veto en las poli-relaciones; sino que también declara que el veto debe ser usado “sin hacer o responder preguntas”. Esto parece extremadamente controlador y hace más probable que suceda el abuso. Si mi pareja puede controlar mi comportamiento sin ni siquiera tener que dar una explicación o justificarse de alguna manera, entonces es libre de “vetar” mis otras relaciones potenciales por todo tipo de razones horribles a sabiendas que nunca tendrá que decirme esas razones. Puede vetar a una persona por no ser blanca. Puede vetar a alguien porque no quiere que salga con personas de ese género, porque tiene creencias sexistas. Puede vetar porque cree que me gusta “demasiado”. Puede vetar porque está teniendo un mal día.
Si vas a usar el poder del veto en tus relaciones -y éste es el único consejo que voy a dar aquí- por favor sé completamente comunicativ@ sobre tu razonamiento.
(O, ya sabes, no uses el veto en absoluto).
En este punto normalmente alguien trae a colación las ETS. “Si eres poli, ¿no deberías tener reglas sobre usar barreras con todas/otras parejas, haciendo tests en intervalos regulares y así sucesivamente?”
No necesariamente. Aquí es donde la diferencia entre reglas y límites se hace muy clara. Tú eres el dictador supremo de tu cuerpo. Tienes la autoridad completa sobre quién o qué toca tu cuerpo, en qué manera y bajo qué circunstancias. Si tú le dices a tu pareja “solo puedo tener relaciones sexuales sin protección contigo si la usas con tus demás parejas”, eres tú marcando un límite para ti mism@, no imponiendo reglas a alguien más. Si esa persona luego no cumple y miente por omisión sobre eso, esta violando tu consentimiento. Y tienes el derecho, al 100%, de hacer tu consentimiento dependiente de ciertas prácticas de sexo más seguro.
Aunque sea desagradable de reconocer, las reglas no impedirán que alguien viole tu consentimiento si está dispuest@ a hacerlo.
Otra situación típica en la cual las personas tratan de justificar las reglas y el veto es con relaciones abusivas. Puede ser extremadamente estresante y difícil –incluso vicariamente traumatizante– ver a tu pareja en una relación abusiva con alguien más. Entonces resulta tentadora la opción de usar algo como el veto para prevenirles estar junt@s.
Sin embargo, creo que esto es equivocado por varias razones. Primero, la cosa de fondo con las relaciones abusivas es que son extremadamente difíciles de dejar. (De lo contrario no sentirías la necesidad de usar el veto para ellas). Si obligas a una persona a elegir entre su abusador y tú, probablemente escogerán al abusador. (De hecho amigu@s de personas en relaciones abusivas algunas veces tratan este tipo de recursos y acaban accidentalmente privando a su amig@ de una fuente de apoyo). Es probable que el abusador también trate de ponerles en contra tuya con frases familiares como “Nadie entiende nuestro amor”, “Ell@s son l@s verdader@s abusadores” y “Simplemente no quieren que seas feliz”.
Segundo, una de las cosas más importantes que puedes hacer por alguien en una situación abusiva es ayudarle a sentirse empoderad@. El poder es algo que los abusadores quitan a sus víctimas. Para empoderar a alguien tienes que ayudarle a ver que son fuertes, capaces y pueden tomar sus propias decisiones. Forzarles a romper con su abusador es un movimiento controlador, incluso si es “por su propio bien”. Aún si ese movimiento tiene éxito y termina con esta relación abusiva en particular, no ayudará a la persona a evitarlas en el futuro; y puede incluso hacer que pierdan aún más su poder.
Finalmente, mientras las situaciones abusivas reales son tristemente comunes, inclusive dentro de la comunidad poli, también es verdad que personas que quieren terminar una relación pueden auto-convencerse de verla como abusiva cuando en realidad no lo es. Tal vez ver a tu pareja con alguien más duele tanto que te encuentras aferrándote a cualquier razón “legítima” para terminar; pues puede sentirse vergonzoso admitir que quieres acabar porque sientes celos. Si todo lo que tienes que decir para forzar una ruptura con tu pareja es que es abusiva, tal vez estas motivad@ a verle como abusiv@.
Muchas personas ven el poliamor como algo que están “permitiendo” hacer a sus parejas y por lo tanto no están bajo la obligación de “permitir” los aspectos que no les gusten. Yo no lo veo como algo que “permito” a mi pareja hacer. Nunca veo realmente nada que tenga que ver con relaciones entre adultos en términos de “permitir” o “dejar hacer”. Mi perspectiva viene de la profunda y fuerte creencia de que no tengo el derecho de controlar otras personas y sus cuerpos, y no estoy obligada a permitir que tengan control sobre mí y mi cuerpo.
Mi perspectiva viene de la profunda y fuerte creencia de que no tengo el derecho de controlar otras personas y sus cuerpos, y no estoy obligada a permitir que tengan control sobre mí y mi cuerpo.
Por eso soy poliamorosa. No es solo acostarse o salir con más de una persona a la vez.
Traducción realizada por un integrante del colectivo Poliamor Bogotá del artículo: No, You Don’t Need Rules For Polyamory
¡¡Muchísimas gracias!!